Y ahí iba yo una vez más rumbo al trabajo,
tomando ese bendito tren, repleto de gente, repleto de vidas, gente que
sube-baja, compra-vende, miles de vidas en un viaje y ese viaje se repite todos
los días, pero cambian las gentes, esas personas que transcurren día a día ya
no son las mismas, a algunos vendedores o repartidores de estampitas, los he
visto crecer… y la gente sube-baja, compra-vende, como yo en mi vida, miles de
vidas en mi vida, muchos momentos, muchas etapas y la vida sigue, como el tren.
Y Ahora sí, ahora mismo estoy parada en la
estación esperando el tren. En un parate, en una estación desierta, donde
parece no pasar nada, sólo a veces algún movimiento ínfimo.
Vamos tren ven pronto, que espero ansiosa tu
llegada para nuevas aventuras.
Carolina Lacaba Barrios
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